lunes, 13 de diciembre de 2010

Sorpresas Navideñas

El otro día tuvimos la hermosa oportunidad de leer el Primer Misterio del Rosario en la Vigilia por la Vida Naciente, con la vida naciente de nuestra Clarita en mi vientre y la vida ya algo más crecidita de nuestra Sofía en brazos.

La verdad es que aunque duró cerca de 3 horas, se me hizo incluso corto, Sofía se portó maravillosamente y fueron unas horas muy hermosas. Mi princesa, que estaba durmiendo la siesta en su carrito cuando llegamos, se despertó justo antes de tener que subir al altar a rezar el primer misterio, y sólo quiso que la llevara yo en brazos, así que no pude rezar un misterio más cargada de amor ;) Además, nada más encenderse el micrófono, tuvo a bien decir "¡Mira, mamá! ¡Ahí está la Virgencita!" señalando una imagen que había en el altar...

Como yo soy muy despistada y además bastante vergonzosa, los días anteriores a la Vigilia estaba nerviosa pensando que me iba a olvidar llevar un rosario, imaginándome en el altar de la Catedral, delante del arzobispo y todas aquellas personas y rezando el rosario a la cuenta de la vieja. Ya me imaginaba contando con los dedos, saltándome algún avemaría, trabándoseme la lengua... ¡¡Quién diría que he hecho teatro!! O quizá precisamente lo hice para superar esa timidez innata que fue mi más fiel compañera los días de colegio...

Así que para tranquilizarme un poco, decidí acercarme a la tienda de chinos más cercana y comprar un rosario-pulsera de estos que parece que ha puesto tan de moda Sara Carbonero, atármelo a la muñeca y no desprenderme de él ni para bañarme hasta haber bajado del altar :)

Por si acaso, como además de vergonzosa soy prevenida, compré dos...

El caso es que al lado de estas pulseras, había otras que me gustaron mucho, llevaban cosido en letras e imágenes el Avemaría, así que compré una también. A mi niña le encantó y no para de jugar con ella, me dice que se la lea y rezamos el Avemaría mirando los dibujitos una y otra vez...

Ella está acostumbrada a oirme rezar el Avemaría junto a ella por las noches, pero hasta ahora sólo me había respondido ocasionalmente con un Amén al terminar. Eso sí, como siempre empezamos con un Jesusito de mi vida, nunca se olvida de recordarme que después hay que rezarle a la Virgencita (hasta el extremo de que a diario,después de bendecir la mesa, también tenemos que dedicarle una breve oración a la Virgen).

Pues mi maravillosa sorpresa navideña fue cuando ayer mi niiña cogió la pulsera y me dijo: "Ahora yo sola mamá" y con dos añitos y medio, una dulzura impresionante y su carita de ángel, comenzó a rezar el Avemaría casi perfectamente con la pulsera en la mano, una y otra vez, mirándome con esa enorme alegría que les asoma a los niños pequeños a los ojos y que nos desborda el corazón a los adultos...

¡Mi ñiña ya sabe rezar el Avemaría! ¡Qué hermoso regalo de Navidad!