jueves, 14 de enero de 2010

Ayuda para Haití


Después del terremoto de 7 grados que sacudió el martes por la tarde Haití nos llegan mils de noticias, fotografías, testimonios, vídeos... Es inimagible la situación de uno de los paises más pobres del mundo ante una catástrofe como esta. Mucha gente piensa: hay muchas catástrofes en el mundo y muchas personas necesitan ayuda ¿por qué voy a darle mi dinero a los haitianos ahora? En Haití donde 1 de cada 14 niños que nacen no llega a cumplir el año y casi una cuarta parte de los niños menores de 5 años sufre desnutrición moderada o grave. La muerte, el hambre y la pobreza para ellos no es nada nuevo. Ni la indiferencia para nosotros. Pero esta es una emergencia no sólo sanitaria. Los haitianos se sienten desorientados y están pidiendo ayuda. Se sienten permanentemente abandonados y olvidados y esta es nuestra oportunidad de poder hacerles llegar nuestro amor. Es cierto que no podemos ir a darles un abrazo ni acogerles en nuestras casas, pero podemos mandar, por poco que sea (quién no puede dar 5 o 10 euros?), algo de ayuda. No sólo es dinero, es algo simbólico para decirles: estamos con vosotros y queremos ayudaros; quizá hasta ahora no lo hayamos hecho, pero eso no significa que seamos inmunes a vuestro sufrimiento, que no nos importe, que estéis solos. NO. Estamos con vosotros. Estamos acostumbrados a construir muros ante el sufrimiento ajeno para evitar nuestro propio sufrimiento, para evitar implicarnos demasiado y vernos inmersos también en esa ola de sufrimiento permanente que sacude el mundo en uno u otro lugar, pero eso nos hace más duros y fríos. Es cierto que no podríamos vivir pensando permanentemente en las desgracias que suceden, pero sí que podemos dedicar un tiempo y esfuerzo razonable a involucrarnos en las necesidades que nos van llegando. Las cosas de una en una, poco a poco, se llevan mucho mejor. Quizá no hablemos muy a menudo con esos tíos lejanos, que vive ancianos y solos, pero qué mínimo que darles el pésame cuando se muere uno de ellos. Hay ocasiones en los que debemos dar un poco más de sí, debemos intentar llegar un poco más lejos y hacer más de lo habitual, porque las personas que están al otro lado lo necesitan de nosotros. Personalmente desde que soy madre no puedo evitar que se me salten las lágrimas ante los padecimientos de una madre o de unos niños. Saber que hay padres desesperados porque los pocos hospitales que hay no tienen medios para atender a sus hijos; saber que hay niños que se han quedado solos y que no tienen el calor de un regazo materno en unos momentos tan duros... me parte el corazón. Por eso, aunque en el mundo hay muchas necesidades, me gustaría que todos hiciéramos llegar hoy nuestro cariño a los haitianos, que nos interesásemos un poco más por ellos, por su historia, por su desarrollo. Que intentáramos empatizar con esos seres humanos que están sufriendo, sentir su sufrimiento aunque nos duela, sufrir con ellos y darles, junto con nuestro dinero, una parte de nuestro corazón y nuestras oraciones. Sabemos que hacer esto sólamente en las emergencias no está bien, pero es lo mínimo que podemos hacer. Quizá la próxima vez podamos mirarnos al espejo y sentirnos más orgullosos. Cuentas de ayuda:
Cruz roja: a través de su web Cáritas: Campaña «CÁRITAS CON HAITÍ» Teléfono de donaciones: 902.33.99.99 SANTANDER: 0049-1892-64-2110527931 BBVA: 0182-2000-21-0201509050 LA CAIXA: 2100-2208-39-0200227099 BANESTO: 0030-1001-38-0007698271 CAJA MADRID: 2038-1028-15-6000969697 POPULAR: 0075-0001-81-0606839307 SABADELL-ATLANTICO: 0081-0216-74-0001306932 C.E.C.A: 2000-0002-20-9100382307 BANCAJA: 2077-1277-10-3100146740 CAM: 2090-5513-04-0040370409 Manos Unidas: BANCO SANTANDER: Cta. Nº: 0049-1892-63-2210525246 REF: EMERGENCIA HAITÍ Teléfonos de Información: 902 40 07 07 / 91 308 20 20 Médicos sin Fronteras: Banco Santander: 0049 / 1806 / 95 / 2811869099 "La Caixa": 2100 / 3063 / 99 / 2200110010 BBVA: 0182 / 6035 / 49 / 0000748708 Ayuda en Acción: Banco Sabadell Atlántico nº 0081-5136-70-0001194221 Intermon Oxfam: Entidad Número de cuenta La Caixa 2100-0765-81-0200111128 Caixa Catalunya 2013-0500-16-0213198878 Caja Madrid 2038-8978-17-6000016604 CAN 2054-0300-56-9157938948 Santander 0049-1806-91-2111869471 BBVA 0182-6035-49-0201502475 Banc Sabadell-Atlántico 0081-7011-11-0001698879 Caixa Galicia 2091-0000-36-3040192126 Triodos Bank 1491-0001-21-0010010201

sábado, 9 de enero de 2010

Los minaretes y la trascendencia de Europa

No teníapensado escribir nadaal respecto, aunque le he dado bastantes vueltas al tema en la cabeza... Pero he visto algunos apoyos a esta ley por parte de católicos a los que tengo en buen concepto y me han podido las ansias de respuesta.

Recientemente se ha aprobado en Suiza por referendum una ley que prohibe construir minaretes en las nuevas mezquitas que se construyan en el país, por ser un símbolo de poder musulmán y represenar la islamización de Europa.

Para empezar, no creo que eliminando los minaretes de las mezquitas se pueda evitar la islamización de Europa. Me parece innegable que la inmigración y la conversión están genereando un gran número de creyentes musulmanes que anteriormente no exitían en nuestros paises; y es cierto que, como católica, me apena ver cómo algunas personas no han sabido ver la luminosidad del mensaje de Cristo revelado en la Iglesia y se han convertido al Islam. No es menos cierto también que me apenaría ver una Europa musulmana, puesto que si mis creencias y mi fe son católicas es porque mi corazón siente en ellas la Verdad y el Bien que desearía para todas las personas del mundo. Lo contrario sería incoherente, pero el mismo Benedicto XVI ha dicho que La Iglesia no impone la Fe, sino que la propone libremente. ¿Cómo si no se podría entender la Fe? ¿Existe la Fe sin libertad? La respuesta es no. La única manera posible de hacer llegar al mundo la Luz de Cristo es a través de la libertad porque sólo aceptando su Palabra libremente con el corazón se puede llegar a Dios. Ni por obligación ni por tradición, sino por convicción.

Los seres humanos vivimos en sociedad, y mientras esperamos la llegada del Reino de Dios tenemos que conformarnos con nuestra defectuosa convivencia. Para ello debemos tener leyes que protejan lo más básico del ser humano: la vida, la integridad, la libertad... Y dentro de esa libertad se encuentra la libertad religiosa. Me da más miedo el laicismo beligerante que intenta impedir que se proponga cualquier tipo de trascendencia al ser humano. Los creyentes deberíamos recordar más a menudo aquel poema de Martin Niemöller:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

No estoy hablando de alianza de civilizaciones, ni mucho menos de sincretismo, ni de defensa de los postulados del islam. Hablo de diálogo y de respeto. De diálogo, sí; quizá un diálogo interminable, puede que un diálogo infructuoso a los ojos de los hombres, pero mientras sea diálogo al menos no será lucha.

El diálogo fraterno, el diálogo no teológico sino vivencial y humano que se puede dar entre dos creyentes de distintas religiones que hablan con Dios y le muestran lo más íntimo de su ser, es un diálogo hermoso. No creo que sea herético decir que cuando un creyente mira al cielo y se dirige a Dios en sus oraciones, es un sólo Dios quien le escucha. Todos somos humanos y sujetos a error. Los mismos discípulos no entendían al Señor en muchas ocasiones y sin embargo Él seguía a sulado, escuchándoles y hablándoles para hacerles entender; por eso mismo creo que cuando un ser humano se dirige a Dios con el corazón limpio, Él le escucha. Y creo que Dios les escucha sn tener en cuenta por qué nombre le llamen.

Eso no quiere decir que Cristo dejara a sus discípulos en el error si nintentar explicarles una y otra vez la Verdad, ni que yo misma no sea responsable de seguir difundiendo la Verdad y seguir progresando en ella, conociéndola mejor, viviéndola íntimamente en mi corazón para ir averiguando en detalle qué es lo que Dios quiere de mi vida... Sólo quiere decir que Dios escucha a los hombres, a los que le hablan y a los que no le hablan. Y Dios habla a los hombres, Dios se revela íntimamente a cada uno de nosotros y somos nosotros los que tenemos la libertad de escucharle o cerrarle las puertas, de seguirle o elegir el otro camino...

No puedo evitar sentir un dolor casi físico al leer al Hombre de Blas de Otero

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
Incluso en esos momentos de vacío y oscuridad del alma está Dios. Está abrazándonos en nuestra noche oscura, ofreciéndonos un madero en el naufragio: el madero de la cruz donde poder agarrarnos firmemente. Dios no abandona al católico, al musulmán ni al judío, pero tampoco abandona al ateo. Dios es el Padre bueno, el que nos tiende la mano aún cuando le damos la espalda alejándonos, el que tiene la paciencia eterna para ofrecérsenos de mil formas todos los días. Todo hombre que mira al cielo recibe respuesta a su mirada, porque Dios no abandona a nadie.